Y seguimos con la ruta por USA, en concreto la Costa Oeste... y continúo dónde lo dejé: después de las Vegas y todo su esplendor.
De esta impactante ciudad pasamos al entorno natural, de nuevo. Esta vez para visitar Zion Park, en Utah. Sin duda uno de los momentos más "desconexión" del viaje ya que, plenamente improvisado, acabamos bañándonos en uno de los ríos que bajan por el parque desde el cañón (sí, en ropa interior).
Después de varios Kilómetros; otra maravilla de la naturaleza, quizá una de las más impactantes del viaje --> Horseshoe Bend. Este es un profundo y abrupto meandro del río Colorado al cual es posible acceder en vehículo propio (y gratis) a 10 minutos del pueblo de Page, donde dormimos.
Desde el pequeño parking de arena tan solo 5 minutos de caminata permiten acercarse a este brutal lugar en mitad de la nada. Impresionante y vertiginoso. Ni una barrera te protege del acantilado. Pero es pura belleza y adrenalina.
Acabar el día en el jacuzzi del apartamento fue el colofón final a otro día sin 'stop' por la zona.
Al siguiente día tocaba madrugar, cómo no... Pero lo que nos esperaba esa jornada lo merecía: ANTELOPE CANYON Y MONUMENT VALLEY.
Os dejo las fotos porque hablan por sí solas. Hay varias rutas con auténticos navajos que te guían por la zona, a pie en el caso de Antelope, y en Jeep por Monument Valley. ¡Ah, pero de buena mañana un bañito en el Lago Powell!
K.O. por cansancio esa noche en un curioso pueblo: Tuba City. Digo curioso no por sus paisajes, no por su gente... no, digo curioso porque donde nos alojábamos, a un lado de la calle era una hora y en la calle de enfrente era una hora más, o menos... nunca llegué a enterarme...Eso causó algún que otro estrago en la mañana del día siguiente y en el planning, no voy a mentir. Pero todo risas cuando nos dimos cuenta.
Continúo. Siguiente día y de buena mañana, una auténtica local navajo nos enseña las huellas de dinosaurio perfectamente intactas de la zona. Todo un tesoro de la historia sin provecho del ser humano.
Llegó el momento de el Gran Cañón. Nada que envidiar a todo lo visto, la verdad. De hecho lo pasamos bastante rápido: 1- por prisa, 2- por resignación al no hacer el viaje en helicóptero, que es lo que realmente vale la pena ahí.
Otro momento que me encanto: la parada en la ruta 66, no recuerdo el nombre del pueblo, pero tenía unos bares y locales tan auténticos, que te sentías en una película del oeste, es decir, la auténtica Arizona: tierra árida, arbustos y cactus, moteles, trenes larguísimos de mercancías que pasan justo al lado de la carretera e incluso si te desvías de la carretera principal es posible encontrar carreteras sin asfaltar y alguna vaca perdida pastando por el camino.
Parada leída en un blog de viajes --> Lilo’s Café, en Seligman. Lilo’s es uno de esos Cafés americanos auténticos: decoración antigua pero muy cuidada, gente en la barra comiendo, las camareras te sirven café con una cafetera y la comida es deliciosamente americana. Buen precio y excelente calidad de la hamburguesa.
Parada obligada en la casa-tienda-museo de Hackeberry, en medio de la carretera, en medio de la nada. El propietario se ha hecho su propio museo particular de souvenirs y cosas varias de la ruta 66: desde un coche típico, hasta una antigua gasolinera, pasando por los típicos carteles, posters, imágenes antiguas y un sinfín de curiosidades sobre la mítica carretera.
Noche en Palm Springs, visita rápida por la mañana y hacia San Diego.
En San Diego, nos alojábamos en la Jolla, una zona de playa muy mona y 'chic', donde está el Cove Beach, con los leones marinos y las focas retozando en la arena libremente.
Y ahí vino uno de mis momentos preferidos, el momento GUNSHOT SAN DIEGO. Un campo de tiro y un sueño cumplido. Tan desestresante, tan desfogante... yo ya no sabía ni si atinaba disparando al objetivo, solo pensaba en toda la rabia que había estado acumulando y empecé a disparar sin parar. Experiencia 100% recomendada para muchos.
San Diego ciudad... bueno... no mata, bien las zonas de playa, costeras y de surf, pero no mucho más, la verdad... buenas puestas de sol y las nubes lo permiten, por cierto.
Ya venía la ciudad controvertida: Los Angeles. Para unos digna de visitar, para otros una decepción. Yo, como ya no me esperaba gran cosa, no me sorprendió ni para bien ni para mal. Mucho tráfico, eso sí. Pero tiene zonas muy visitables, sobretodo Santa Monica y Venice Beach.
El paseo de la fama... mejor juzgar cuando vayáis...
En resumen, tiene puntos muy instagrameables y me quedaron muuuchos por ver... Habrá que volver, ¿no?
Y aquí terminó la experiencia...! 15 días de coche, parques, ciudades, pueblos... y fotos, muchas fotos que os he ido colgado en Instagram!